viernes, 25 de septiembre de 2009

FROZEN RIVER

Ambientada en las reservas indígenas de la frontera entre el norte de Estados Unidos y Canadá, la película supone una crítica sensible y nada superficial de un tipo de marginalidad al que no estamos acostumbrados en nuestra realidad diaria.

Ray Eddie es una mujer blanca maltratada por sus circunstancias. Con un marido ludópata que dinamita sus esperanzas de poder optar a un hogar fugándose con sus ahorros, y la obliga a sobrevivir con sus dos hijos viviendo cada minuto como un nuevo reto (caricatura del hartazgo en la repetición de comidas manifestada constantemente por ellos). Se encuentran en un gélido pueblo cercano a una reserva de indios mohawk, rodeados de frío y nieve.

Es en ese momento cuando conoce a Lila Littlewolf, una joven mohawk que vive sola en una caravana, aparentemente dedicada a trabajos algo oscuros gracias a los cuales logra sobrevivir. El coche abandonado de su marido es su nexo de unión, y será el motor que logre unirlas en sus esperanzas.

Poco a poco se descubren los dramas personales, la lucha individual por subsistir en un mundo muy distinto al de los sueños infantiles. Lila ha sido despojada de su bebé, y busca en el dinero la posibilidad de recuperarlo. Ray espera poder ofrecer a sus hijos, y a ella misma, ese futuro que había labrado con tanto empeño.

Un temerario objetivo: llevar inmigrantes ilegales desde Canadá a los Estados Unidos atravesando el helado río Saint Lawrence. Vigiladas siempre de cerca por patrullas fronterizas a ambos lados, bajo ténue sospecha pero con la condescendencia del que deduce que la fragilidad femenina adormece cualquier arrebato.

Drama en capítulos que no deja indiferente. El frío del paisaje se mezcla con corazones que quedan helados ante la sencillez de un relato tan íntimo y tangible. Una solidaridad que desprende ternura a pesar del ambiente delictivo que sobrevuela toda la trama, junto con la desesperación transmitida tanto por los inmigrantes escondidos sin ventilación en el maletero del coche y que venden su alma por un pedazo de esperanza.

DIRECTOR: Courtney Hurt
AÑO: 2008

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