domingo, 22 de marzo de 2009

EMMANUELLE

¿Morbo? No más allá del descubrimiento de lo que en una época supuso el culto al erotismo. El desnudo en sí ya no supone la novedad que le deduzco en su momento, cuando imagino a las masas cogiendo trenes para desplazarse hacia la frontera y poder verla allí donde la censura no ejercía su soberano poder en las salas de cine.

Seguramente en su momento incitaría a la lujuria, abriría las puertas a un universo desconocido y a la imaginación de los que en secreto ocultaban sus más íntimos sueños, de encuentros lésbicos, masturbaciones, libertad de pareja e incluso lo que siempre se ha atribuído a las mentes más abiertas en cuanto a sexo, el deseo interior de la mujer de ser violada, como uno de sus mayores secretos eróticos.

Nuestra generación ha crecido con un cine en el que el desnudo y el sexo es algo habitual, sin que por ello tengamos que centrar el argumento en el despertar de los sentidos. Quizás por ello me resulta anecdótico ser espectadora del sexo en los baños de un avión, o del descubrimiento sexual entre dos mujeres, de la ausencia de ropa interior o tantos guiños eróticos que inflamarían los deseos de los más comedidos en su momento. Ahora me resulta anecdótico, forzado y sin sentido en su argumento. Pobre, a pesar de ser consciente de lo novedoso que pudo ser para mis predecesores.

DIRECTOR: Just Jaeckin
AÑO: 1974

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