sábado, 11 de octubre de 2008

BARRY LYNDON

" Buenos o malos, hermosos o feos, ricos o pobres, todos son ahora iguales"

Honor y amor cortés en dos actos. No se le puede negar la ambición de la obra, la ambientación cuidada hasta el último detalle, una escenografía brillante, el juego de luces y sombras acorde con el carácter del personaje, la teatralidad de cada uno de los gestos, el andar pausado y casi realista en tiempo de los sucesos...

Como al compás de una sinfonía compuesta con esmero, una voz en off sin sentimiento nos narra la vida y desventuras de un joven que nació del mismo modo que murió: pobre y solo. Tras una infancia y juventud poblada de buenos deseos y sueños de vidas hermosas vividas con decoro y pasión, la madurez y realidad del día a día le llevaran a convertirse en un hombre capaz de todo para lograr un objetivo, ajeno al sentimiento más allá del propio, dispuesto a todo por la codicia y la sed de poder. Tras tener en la palma de sus manos la fortuna, jugó a los dados y la suerte cayó del otro lado, despojándole de todas sus pasiones, incluso de las menos materiales, de su propio hijo.

Si bien podría tratarse de otra hermosa historia narrada en dos tiempos, la extrema tranquilidad con la que se narran los hechos la hace en excesivos momentos insulsa y pomposa hasta el extremo. Demasiado extensa, demasiado pausada, demasiado fastuosa... demasiado.

DIRECTOR: Stanley Kubrick
AÑO: 1975

No hay comentarios:

Publicar un comentario