sábado, 13 de diciembre de 2008

MY BLUEBERRY NIGHTS

Hay lugares comunes, una estética que siempre nos recuerda a sus antecesores y que muestra el sello propio. Más que metraje, supone una sucesión de poemas visuales, con un toque calmado del jazz sereno que nos hace recordar las estancias de rayuela, el dulce sabor de lo real y el sueño, la búsqueda de uno mismo, la simplicidad y a la vez laberinto que supone confesarse a uno mismo los deseos.

Canto a uno mismo -que diría el poeta. Ser humano consiste, en ocasiones, en buscar el camino más largo para unir dos puntos. Sucede casi siempre cuando nos dedicamos a contar al resto nuestras preocupaciones, y aceptamos consejos siempre más fáciles de proporcionar que de aplicarse a uno mismo. Corazones rotos, y la necesidad de construirse a uno mismo. De saber distinguir la reacción del deseo.

Por ello a veces abrir una puerta requiere un giro de 180º. Para poder discernir la desesperación del momento de un sentir sincero. A veces es mejor no cerrar las puertas, mantener una llave que suponga la posibilidad de abrirlas de nuevo... o también la seguridad de que un día podrás cerrarla de forma definitiva, con la seguridad del que mira atrás y logra encontrar en sí mismo el lugar que ocupa ese camino, un cimiento más de uno mismo.

Toma distancia, exprime la sensación de ser dueño de tí mismo. A veces será necesario un largo viaje, a veces uno puede quedarse inmóvil y dibujarse día a día buscando monotonías, refugiándose en el olvido dulce del alcohol, buscando otras caricias, el compás acelerado del dinero y la apuesta. Otros esperarán tranquilos, amasando a diario los dulces compartidos aunque deban permanecer en vitrinas sin dueño, aguardando pacientes un regreso incierto de quién dió una posibilidad al azar y quiso descubrir si era veraz o sólo un sueño de noches nostálgicas donde lo fácil es lanzar una caricia y un beso... y lo difícil, capturar el instante y custodiarlo como el tesoro más bello.

DIRECTOR: Wong Kar-Way
AÑO: 2008

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