miércoles, 18 de febrero de 2009

MEMORIAS DE ÁFRICA (Out of Africa)

La belleza se desprende a menudo de pequeños detalles, de cuidar con esmero aquello que nos rodea. Hay paisajes que penetran en cada poro de la piel y evocan olores y ruidos no presentes, pero uno cierra los ojos y puede transportarse como por arte de magia a través de los continentes.

África ha sido la gran desconocida, y quizás por ello tan ampliamente soñada. Por lo exótico, por los parajes de contrastes, su gente, una forma de vida completamente alejada de nuestras rutinas y hormigones.

Quizás por ello es más fácil que nos emocione un relato que acontece en un lugar que nos es extraño. Remoto. Angosto y relativamente virgen. No contaminado por todo aquello que creemos imprescindible.

No sé si estará sobrevalorada. Al final es el espectador el que genera la leyenda con su propia vivencia. Con aquello que sentimos cuando se encienden las luces y volvemos a ser Anna, en esta ciudad, y no con un rifle en la espalda y zebras a lo lejos. Logré sentir la rugosidad del café entre mis dedos, la calma del viento sobre la campa, la tranquilidad de una noche bajo el cielo inmaculado y limpio, la compañía de unas gentes que viven de forma muy distinta a la mía.

Y dejarse llevar por el momento, por una historia que no por sencilla deja de ser intensa. Un intento de vivir sin ataduras, sabiendo que al final del camino regresar a casa no es más que abrir el corazón y vencer el miedo a tener dueño. Porque en la vida al final creemos la máxima de que nuestro valor se mide por aquello que poseemos, sin percatarnos a menudo que quizás hay redes más intensas con los lazos que dejamos libres, y que no obstante se mantienen por ser más verdaderos.

Una pequeña delicia... sobrevolar el continente sin levantarse de la silla, y la música para el recuerdo.

DIRECTOR: Sydney Pollack
AÑO: 1985

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