domingo, 30 de noviembre de 2008

LA MALDICIÓN DE LA FLOR DORADA (Man cheng jin dai huang jin jia)

La sabiduría popular dice que vale más una imagen que mil palabras. Pero yo sigo pensando que a una buena imagen hay que acompañarla de un discurso coherente para que haga mella en la retina y en el córtex de aquellos que la observan.

No se le puede negar el impacto visual que ejerce, casi como una especie de atracción fantástica al colorido, la belleza cuidada de los rostros, la grandilocuencia de los gestos con los que se mueven cada uno de los personajes, los paisajes, la cuidada decoración en cada detalle. Todo ello desvía la atención de un argumento ya de sobras usado y conocido de deslealtades e incestos familiares, coronado por la pertenencia a la nobleza, lo intocable, lo moralmente intachable.

Incluso una guerra, disputa entre rivales cuyo perdedor ya se sabe vencido antes del inicio de la batalla, cuyo objetivo no es otro que el de salvaguardar el honor de una madre víctima de su propio secreto. El ejército del crisantemo, brillante de luz como si fuera sólo el reflejo de su propósito. El ejército del rey, oscuridad que se cierne, gris sobre gris, como lo será su futuro aunque pueble de flores doradas de nuevo el campo que quedó impregnado de tanta sangre, de la misma sangre que corre por sus airadas venas.

DIRECTOR: Zhang Yimou
AÑO: 2006

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