lunes, 23 de junio de 2008

EL EFECTO MARIPOSA (The butterfly effect)

"El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York"

Si pudiera vivir nuevamente mi vida -como apunta el poeta- cometería más errores y sería menos perfecto. Y puede que no ande falto de razón en su planteamiento, con ese afán generalizado de personificar lo más elevado de cada uno de los valores que defendemos: el más inteligente, el más bueno, el más poderoso, el más valiente...

Siempre en algún momento detener los pasos y girar la vista hacia atrás para observar el camino recorrido supone plantearse la ruta escogida, y echar mano de la eterna pregunta ¿qué hubiera sucedido si...? Si en lugar del camino de la derecha hubiera sido el de la izquierda, si en lugar de esas palabras hubiera usado otras, si en lugar de un beso le hubiera propinado un guantazo.

Llega un día en que todo apunta a que enmendar los errores de un momento hubiera significado tener una vida mejor. No obstante, la lucha contra molinos al viento tiene finales insospechados, y tal vez tomar la otra opción, aquella que ahora se nos manifesta como más plausible, menos dañina, hubiera cambiado el rumbo de nuestras vidas hacia caminos imprevisibles. Y esa sería la palabra: no predecibles. ¿Mejores? Nunca lo sabremos.

Con ese afán disfruto viendo al hombre que trata de enmendar su pasado para obtener un presente perfecto de amor, amistades, salud y dinero. Y no obstante a cada buena acción que se supone enmendada en el pasado, el futuro se abre como un abanico de efectos secundarios dispares al que imaginó en su principio. Todo cambia, no sólo aquél elemento que queríamos modificar.

Lástima que la estampa holiwoodiense tenga que rematar la historia con campanas y desenlaces que rompan el hilo argumental... habría que dejar, supongo, con un sabor de boca semidulce, a los ojos que necesitan creer en la posibilidad de una vida virtuosa con determinadas renuncias.

DIRECTOR: Eric Bress, J. Mackye Gruber
AÑO: 2004

sábado, 21 de junio de 2008

MOTHMAN, LA ÚLTIMA PROFECÍA (The Mothman Profecies)

La frontera divisoria entre la realidad y la ficción se materializa en la leyenda urbana, explicaciones plausibles a sucesos que la razón no puede esclarecer en su discurso ordenado habitual.

Sospecho que mi disposición natural a zafarme de historias y mitos de esa índole conlleva que desconozca las leyendas que circulan de boca en boca, a no prestar atención cuando se habla sobre personajes que merodean sin rumbo fijo por los alrededores, o sobre acontecimientos inexplicables en lugares poco transitados.

El mito de Mothman (el hombre polilla) nació en la década de los 70 en Virginia Occidental (en Point Pleasant, lugar de los hechos donde se centra el film). Se dice que fue visto por primera vez de noche, identificado como una forma humanoide alada y grisácea con ojos de un rojo intenso y brillante. Desde su primera aparición, varias personas relataron haber presenciado distinguido su figura y presencia en distintos lugares, casi siempre en oscuridad.

Algún tiempo después del inicio de las apariciones, coincidiendo con la Navidad, el puente Silver Bridge, atestado por vehículos a causa del fallo de uno de los semáforos, se derrumbó ocasionando 38 muertos y varios heridos. Los hay que aseguran que, momentos antes del derrumbe, la figura alada de ojos enrojecidos sobrevoló la zona, como previo aviso de lo que iba a acontecer. Otros afirman que, tras la visión del espectro, tuvieron la sensación de que algo terrible iba a suceder cerca de sus casas. Pocos atribuyen el accidente a la corrosión y envejecimiento del puente, que pudo ocasionar el fallo de la suspensión por cadenas del mismo.

Tal vez lo que siempre me ha resultado inverosímil es la facilidad con que el ser humano es capaz de creer en fábulas cuando una explicación más acorde con la objetividad de sucesos resulta evidente. Quizás necesitamos aportar a la vida tangible una pizca de misterio en forma de humanoides que escapen de la rutina de nuestros días...

¿Ver para creer?

DIRECTOR: Mark Pellington
AÑO: 2002

martes, 17 de junio de 2008

EL INCIDENTE (The happening)

Existen muchas maneras de recordarnos que debemos cuidar de nuestro entorno antes de que éste se vuelva en nuestra contra.

Vivimos días en los que abundan documentales sobre la desaparición casi inminente de los osos polares por el deshielo, o los efectos del calentamiento global, o el cambio de modelo de migración de las aves, la desertización de la selva, el cambio de la vegetación mundial... Quizás el efecto logrado, tras tanta reiteración y movimiento neoliberalista aparentemente altruista, sea el contrario al deseado y más que la conciencia mundial de estar jugando con el medio que nos posibilita respirar lo veamos más como un elemento de ciencia ficción, de novela secundaria de intriga sobre mundos que distan mucho de asemejarse al nuestro.

La idea de que sea la propia naturaleza la que determine su límite no es nueva. Los hay que piensan que los popularmente llamados "desastres naturales" no son más que formas de autolimitar el crecimiento exponencial de la población que el entorno advierte como amenazante para su supervivencia.

Por ello seguramente la propuesta suene a ya usada, aunque los términos varíen y el discurso sea sutilmente distinto. Ya lo decían los antiguos, "homo homini lupus" (el hombre es un lobo para el hombre), aunque en esta ocasión sea un lobo para sí mismo, destrucción egomaníaca por excelencia.

Y es que hay sucesos que siempre quedarán en el tintero, pendientes de una explicación que cuadre con nuestro concepto de realidad preformada... aunque tal vez la naturaleza tenga un proceder variable que escape a nuestro entendimiento

DIRECTOR: M. Night Shyamalan
AÑO: 2008

MIL AÑOS DE ORACIÓN (A Thousand Years of Good Prayers)

Cuando uno aprende a batir alas el regreso a la vida cotidiana no resulta sencillo. Vivir representa convertirse en dueño de espacio y tiempo, moldearlo al propio antojo y edificar un espacio propio lo suficientemente amplio para moverse sin estrecheces.

Hay momentos en los que, quizás de adolescentes, uno sorbe la sensación de independencia durante un tiempo. Un viaje, unas vacaciones ajenas, una visita pendiente de antaño... nos dejan a solas con nosotros mismos, dulce regalo de juventud. Al regreso a la rutina diaria, uno se percata de cuán difícil puede ser la convivencia de un núcleo de personas unidas por un lazo de sangre más que por convicciones.

Volar, batir alas, crearse a uno mismo supone en muchas ocasiones cortar el cordón umbilical que nos une a los progenitores. Pero cortar casi siempre se percibe como un gesto radical que implique desapego, la necesidad del vuelo propio con un rechazo frontal a todo lo aprendido, la necesidad de distinguirse uno mismo del núcleo homogéneo de la infancia a un intento de oponerse al sentimiento de grupo. En realidad no existe más que la necesidad de contemplarse uno mismo, de saber que las propias manos pueden crear un mundo.

Soledad de los mayores, soledad de los jóvenes que sufren las consecuencias de una vida independiente. Hay soledades buscadas, soledades encontradas, soledades compartidas y soledades aisladas. Un hombre dueño de su tiempo y anclado en las tradiciones antiguas de su propio mundo; una hija en la distancia, cuya batalla es una huída hacia adelante tratando de asimilarse a un mundo que le es ajeno.

Porque siempre habrá una parte de ese cordón umbilical que no se corta, que nos une indefinidamente al presente.

DIRECTOR: Wayne Wang
AÑO: 2007

sábado, 14 de junio de 2008

AL FINAL DE LA ESCAPADA (À bout de souffle)

Siempre nos quedará París...

Resurge en mí el ansia de regresar al país que me vió soñar en vidas mejores, donde por primera vez sorbí la noción de libertad aún persistiendo el cordón umbilical que ni la distancia ni el desapego pudieron cortar de forma indefinida.
Homenaje a los grandes cine y al movimiento cultural de la época, la figura de una pareja nada convencional viviendo al límite de sus posibilidades sin plantearse a qué lugar van a llevarles sus siguientes pasos. Empapándose del momento presente sin mayor ansia de futuro que el deseo de una vida más fácil, lejos de los formulismos y de la vida invariable que parece repetir el resto de la humanidad.

Con talante provocador constante, en un gesto que luego ha servido de emblema para la seducción (la mano chulesca que roza el labio, egomaníaco de nacimiento), su vida se verá convertida en un gesto de huída hacia adelante que concluye en un callejón sin salida por el cuál morir simboliza otro salto más al vacío dentro de la propia existencia, sin mayor alcance que tomar un coche prestado como si fuera propio, o quitarle dinero a una antigua conquista de su monedero con disimulo.

Vivir al límite, canto al carpe diem de la modernidad en un "savoir vivre" que contrasta con el vislumbre de discernimiento renaciente en ella, cuando la elección de sobrevivir le situa frente a frente a su propia realidad.

DIRECTOR: Jean-Luc Godard
AÑO: 1959

viernes, 13 de junio de 2008

SOSPECHOSOS HABITUALES (The usual suspects)

Siempre me he considerado una persona bastante ingenua, con capacidad para creer un episodio narrado con un mínimo de verosimilitud por alguien que se muestre inequívoco en sus planteamientos.

No iba a suceder lo contrario con el séptimo arte, agregándole el inherente efecto de verosimilitud que se le supone al celuloide, en un "todo vale" que poco se asemeja a la realidad.

Es por ello que cuando aparecen los títulos de crédito y advierto mi propia sonrisa tonta del que le han cazado con las manos en la masa siento una especie de satisfacción interior del que ha logrado el objetivo deseado, jugar con la mente del espectador hasta el punto de obligarle a recorrer los senderos del raciocinio previstos sin mayores recelos ni grandes raciocinios.

Luego tampoco soy de las que consagran su tiempo a buscar gazapos en el hilo argumental para reprocharle al director la falta de coherencia en los planteamientos. Me basta con saber que, como sucede en nuestro día a día, a la facilidad del engaño siempre se llega por premisas nada cristalinas.

De mafia, de pesquisas y frustraciones, desengaños y ambiciones, deslealtad y odio. La hampa, a la que casi siempre imagino a través de guiones cinemátograficos y se me antoja descafeinada, quién sabe, en relación a la verdad.

DIRECTOR: Bryan Singer
AÑO: 1995

jueves, 12 de junio de 2008

RAIN MAN

Es habitual que con el paso del tiempo recordemos imágenes concretas de una película y se difumine más el argumento.

Los domingos, terminada la comida y el postre, tras retirar los platos de la mesa esta quedaba libre por un rato, abierta a ser usada de forma espontánea, sin la prisa habitual por retirar el mantel y colocar de nuevo el tapete bordado y el centro de cristal que la convertían en un lugar infranqueable.

Domingos de cine interrumpidos. Por anuncios, por escobas y mochos entre quejas. Quizás por ello los recuerdos del cine de infancia se resumen a escenas sueltas y sensaciones que aparecen en mi memoria, y que se relacionan espontáneamente.

De Rain Man sólo me acordaba de su inverosímil capacidad para los números y el recuerdo casi fotográfico de conversaciones y listines telefónicos. Tal vez por ese motivo, movida por descubrir de nuevo la historia de un hombre autista, hoy me he dejado envolver de nuevo por la leyenda.

Asombro. De mi propia capacidad de olvido, de abstracción en cuanto doy medio giro a mis recuerdos y aparece ante mi el reflejo de un pasado difuminado de experiencias.

Y uno se da cuenta de cómo suceden los días y a menudo nos olvidamos de aquello que nos rodea, de los pequeños detalles que convierten la existencia en algo hermoso. Más allá de negocios y ansias de poder y éxito, de ambiciones y luchas por elevar más el ego. Cómo suceden los momentos y en general seríamos incapaces de responder a las preguntas más sencillas, de la gente que nos envuelve y de su vida, incluso de nosotros mismos.

Hermanos... a veces tan cerca, a veces tan lejos. Y es que a menudo la distancia no es un plato que se mida en millas, sino en complicidades

DIRECTOR: Barry Levinson
AÑO: 1988

UNA HISTORIA DE VIOLENCIA (A History of Violence)

¿Nunca conoces a nadie lo suficiente?

Se dice que por mucho que uno intente huir de su pasado, este le persigue de forma irremediable, imprimido en la propia esencia sin posibilidad de anulación ni retroceso.

También existe la creencia popular de que nadie cambia, sólo modificamos patrones de conducta para asimilarnos al entorno en el que nos toca vivir. Y que es en condiciones extremas, en el momento en que la conciencia y el ego no permiten reflexión alguna, cuando la propia personalidad se manifiesta sin reservas ni engaños, tal como es.

Habría que pensar hasta qué punto admitimos las reservas, las parcelas individuales en las que nos refugiamos para mantener algo propio, inmutable, infranqueable donde custodiamos aquello que creemos personal e intrasferible como sujetos, evitando ser asimilados de forma íntegra con el entorno. La mayoría nos hemos visto imaginando a algún conocido disfrutando de una vida paralela completamente distinta a la que sobrelleva: el jefe uniformado que por la noche se convierte en travestido sobre la pista de baile, la dependienta que en sus horas libres se dedica a consolar a viejos viudos en soledad... ¿y nosotros? ¿qué doble vida, sin alardes cinematográficos, llevamos en el día a día?

No es necesario tener un cinturón negro bajo la manga para ser sombra de uno mismo. En ocasiones basta con un lápiz de labios o una media, un pincel o un juego de naipes.

DIRECTOR: David Cronenberg
AÑO: 2005

martes, 10 de junio de 2008

LA NOCHE DEL CAZADOR (The night of the hunter)

Amor y odio, constantes en el devenir de los días que se suceden. Dicen que no habría valores sin opuestos, que no sabríamos apreciar la risa si no existieran lágrimas, que no podríamos distinguir la alegría si no conociéramos la tristeza. Una lucha de contrarios, plasmada por las manos que se encuentran y que pelean en un silencio no visible hacia el exterior.

En todos está la risa y el llanto, en cada ser el amor y el odio. Un debate interior rematado por el convencionalismo que nos supone la vida en sociedad, y que nos lleva en la mayoría de ocasiones a no plantearnos qué es más preferible ni las razones que nos empujan a tratar de regirnos por la bondad, la piedad y otras reglas no escritas. Trabajo de filósofos y pensadores ávidos de conocimiento.

El poder del dinero (disimulado bajo la inocencia de un par de muchachos que deberán guardar el más pesado de los secretos) cambia sin prudencia la voluntad de un hombre, que no dudará en seguir el camino trazado en línea recta para lograr su propósito. Bajo la estampa de un predicador, su aparente honradez se deshace en la evidencia de sus pretensiones; de nada sirven sus discursos cargados de moralina en nombre de una fe que roza el disparate: bajo un oscuro sombrero, silbando una canción que quedará imprimida en la memoria, luchará contra su propio agotamiento para conseguir el codiciado botín.

Inocencia infantil que soporta todos los obstáculos que aparecen en el camino, y que derrota a la avaricia y ruindad del hombre adulto contaminado por el ansia de poder, ambición y egocentrismo.

Pero... ¿cuál es la mano que vence en realidad?

DIRECTOR: Charles Laughton
AÑO: 1955

IRMA LA DULCE (Irma la douce)

En este mundo en que vivimos el amor es ilegal, pero el odio no.

En ocasiones me sorprende la modernidad de las ideas que veo plasmadas en el cine que popularmente conocemos como "clásico". Todo apuntaría a pensar que, con anterioridad a los 70, la censura y la moral imperante obligaban a mostrar un cine de ética devota y casta, sin una pizca de malicia o sarcasmo.

De nuevo derribo ideas preconcebidas y me descubro a mi misma con un guiño de complicidad en ironías que se manifiestan a cada minuto. Cuando la honradez se derriba por su propio peso en una sociedad que considera que "ser honesto es como desplumar una gallina al viento, te llenas la boca de plumas". Cuando el hombre ve derribados sus sueños de una vida justa, descubriendo que "la carcel está llena de inocentes que dijeron la verdad. Difícil forma de tener una vida fácil". Cuando todos las pautas se desploman y uno se ve a sí mismo viviendo la existencia de la que quiso huir, es entonces cuando existir representa sorber cada minuto de la vida, olvidar prejuicios, seguir al propio corazón. Aunque suponga a veces tener que disfrazarse de uno mismo para mostrar la fragilidad de la pasión que va más allá de repartir los beneficios de una vida en común.

Se contagia la alegría de los detalles que nos regala el día a día, de las imágenes de un hombre cuya serenidad le lleva a ocultar su propio miedo mientras escala balcones y juega a solitarios simulando noches de placer; el baile de un verde que transmite esperanza, sin mayor motivo que el capricho, y es que hay cosas que son como aparecen, sin mayor complicación.

-No he visto nunca a una chica llevar medias verdes.

-Es que hacen juego con la cinta y con mi ropa interior.

DIRECTOR: Billy Wilder
AÑO: 1963

domingo, 8 de junio de 2008

ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA (Once upon a Time in America)

Uno siempre se pregunta, en una u otra ocasión, cómo hubiera sido su vida si en lugar de nacer en este lugar y momento las condiciones hubieran sido otras. Menos facilidades, menos protecciones y corazas, la lucha por la supervivencia en mitad de la calle.

Ignoro el motivo, pero mi tendencia natural a escoger las películas cuando decido quedarme en casa y disfrutar del cine a la carta era la de saltar por encima de esta película y por añadidura de su homónima en el oeste. Es extraño como la mente configura imágenes prefijadas y entreteje juicios en muchas ocasiones sin un precepto concreto, sin mayor razón que el prejuicio. Me figuro que integraría el concepto de western, de diligencias y caballerias como las que leía mi abuelo en sus novelas de palmo y medio los domingos a la tarde, y me entraría la desgana o la prioridad de otras cintas. De entre los cientos que quedan en el tintero.

Supongo que la calidad de una historia no puede sintetizarse en una única referencia. No son sólo los actores, el director, la trama, la puesta en escena, los efectos especiales, la música...los que nos permiten adentrarnos en lo que popularmente llamaremos "obra maestra". Será un compendio, la suma armónica de todos esos elementos y el paso fugaz del tiempo, la sensación de vivir en el centro de la trama y ser uno más; el niño que crece cazando relojes de bolsillos ajenos, la llave que significa el compartir el futuro, la amistad, el sexo, el amor platónico, el poder del dinero, la codicia, la ambición, la traición, el recuerdo que todo lo embriaga de una cálida nostalgia.

El tiempo se detiene, entrada la noche. Si sobrevivirse es un camino cuesta arriba hay que mantener el equilibrio, buscar todo aquello que nos recuerda quienes somos en el devenir de los días; aferrarse a ello, para reconocerse de nuevo en la imagen que aparece frente al espejo.

DIRECTOR: Sergio Leone
AÑO: 1984

sábado, 7 de junio de 2008

EL NOMBRE DE LA ROSA (Le nom de la rose)

"Todas las rosas son la misma rosa,
amor, la única rosa.
Y todo queda contenido en ella,
breve imagen del mundo,
¡amor!, la única rosa."

J.R.J

Amor, femineidad, pureza... simbologías varias bajo un mismo nombre. No obstante, en este caso ni tan siquiera el color acompaña al significado, pinceladas de gris y blanco que se suceden durante la trama; rojo muerte, rojo fuego más no existe la suavidad del pétalo que roza los labios.

Rosa que puede ser laberinto, sugerencia del amor pasional del hombre por todo aquello que va más allá de lo carnal y humano. El amor por el conocimiento, plasmado bajo el estandarte de una biblioteca escondida en un torreón cuyas sálas -cuyos pétalos- se introducen unas dentro de otras salvaguardando el misterio, la llave que abre la puerta al mundo, la sabiduría de los libros.

La rosa como imagen de pureza, espíritu religioso que se muestra demasiado humano, hombres cuya fe supone un estandarte de vida que sucumben ante la tentación vestida de mujer. Mujer, representación del pecado original, fuente de tentación incluso cuando se la personifica como virgen; pero vivir entraña mayor afán que ceder al deseo fácil de una vida carnal. A lomos de un caballo, sin mayor pretensión que una existencia asceta más cerca de la pureza, representada por la ilustración y la cultura.

Lo más llamativo es que, tras tanta alegoría y moralina, la imagen que permanece continua siendo la del dedo negro manchado de letal tintura.

DIRECTOR: Jean-Jacques Annaud
AÑO: 1986

lunes, 2 de junio de 2008

ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO (Before the Devil knows you're dead)

Quizás porque el hoy se convierte en otro de esos días sin billete de retorno y cualquier paso tiene el sabor de lo intenso mezclado con el miedo de lo desconocido. Miedo sin motivo aparente en mi racionalidad, pero miedo presente sin esquinas ni matices, miedo de algo acallado por la conciencia para no mirar hacia dentro y poner todas las cartas encima de la manga.

Porque no ha sido hasta hoy cuando he sabido que en mi manga se esconden muchos ases desconocidos. Pero se esconden, aunque mi mente quiera creerme invencible y sin talones de aquiles.

Claro, era fácil deducirlo, de otro modo no estaría aquí.

Y en esas circunstancias asumes que mientras tu mundo alrededor se inunda y se salva en lanchas improvisadas al azar lo mejor es llevar paraguas aunque te mojes y salir a la calle, retar a la meteorología y seguir con los proyectos del día. El cine, el cine que viene siendo nuestro fiel compañero.

¿Hasta dónde es capaz de llegar la codicia humana? Historias de amores fingidos y de intentos de recuperar una vida normalizada por todos los medios imaginables. Incluso si recuperar esa soñada normalidad de desayunos rodeados de un amante verdadero, o de una familia tangible, suponga tener que llevar consigo siemprea cuestas la carga de la culpa. Como casi siempre, se demuestra que por un lado queda la perfecta planificación teórica de un plan, y por otro el azar que todo lo impregna de espontaneidad y de consecuencias a menudo dispares. Siempre nos ha tranquilizado planear el futuro, pensar que dentro de las mil posibilidades de los dados la que pensamos es la más probable. Luego nos enfrentamos desnudos a la realidad, que a menudo no coincide con lo onírico.

Y no coincide. Hay una distancia insalvable entre lo que somos y lo que creemos ser y cada uno busca salvar esa distancia con sus propios recursos. Algunos generan arte, literatura, música, se enrolan a una ONG o se rascan la barriga. Otros buscan salvarse a cualquier precio, y en su objetivo pisotean vidas ajenas, matan a los vecinos, al hijo, a la pareja, al perro. Otros se autodestruyen lentamente, dilapidan sus vidas con el ascetismo propio de los antiguos. Y es que en la vida no hay blancos y negros, sino infinidad de tonos de gris.

DIRECTOR: Sidney Lumet
AÑO: 2008

domingo, 1 de junio de 2008

LA PRINCESA MONONOKE (Mononke Hime)

Veo las horas lentamente pasar, y no es que deteste particularmente la lluvia, sino el poder que en los últimos tiempos le concede la meteorología a mi sonrisa. En muchas ocasiones se escribe sobre la aparente seriedad de los habitantes de países del norte, en los cuales la luz del sol es la anécdota entre nieves y nubes. Uno lee estudios y al final se cree consciente de una realidad que no se hace patente en toda su intensidad hasta que se percibe en primera persona -del singular-, hasta que no se siente.

Horas que pasan y toda la lista de actividades pendientes y lecturas por completar parece que quedan en segundo plano. La misma lluvia, el mismo color gris que acompaña todas las horas del día sin importar amaneceres o madrugadas se apodera de mi espíritu y lo sume en un devenir sin ambiciones. Son las jornadas en las que la sensación final es la de haber dejado pasar el tren de las pasiones perdidas.

Despertar, despertar, aunque sea tarde, aunque venza el sueño o la pereza. Fíjate, a tu alrededor un mundo, no dejes escurrir todo el tiempo entre tus dedos como arena movediza. Ilusión, emoción, vístete de nuevo con el disfraz de mago que otrora llenó tus días de ensueño. Otra historia, más leyendas que no dejen pasar la lluvia a través del cristal.

Hoy irá de príncipes y princesas.

O quién sabe; será algo más que una leyenda de viejas tierras de oriente, de samurais y luchas eternas. Será un canto a la belleza que nos rodea, un grito contra el ansia de poder que va creciendo en nuestro interior, un homenaje a la posible convivencia en un mundo que no es nuestro ni de nadie, en el que deberíamos aprender a circular sin tendernos trampas, aprovechar de cada uno aquello que puede ofrecernos. No, no es que el mundo esté cargado de odio, es que damos al odio más poder del que en realidad posee.

En ocasiones, habría que convertir al príncipe en sapo para que pudiera observar el mundo desde tierra firme.

DIRECTOR: Hayao Mizayaki
AÑO: 1997