viernes, 10 de julio de 2009

LOS GIRASOLES CIEGOS

Una historia donde los buenos son muy buenos, y los malos son muy malos, difícilmente entra dentro de lo imparcial. Aunque nadie pone en duda que la parcialidad sea un estandarte de buena película, ni de un guión correcto.

Mucho se ha hablado, escrito y filmado sobre nuestra Guerra Civil. Vencedores y vencidos, es más sencillo sentarse ante un relato en el que la represión y la dictadura se ven desde el lado de los que fueron víctimas de ella, tuvieron que huir a otros países para defender su libertad de pensamiento, o se escondieron para evitar ser descubiertos y fusilados.

No es que debamos hacer contrapeso y hablar de los que sufrieron por el otro lado. En una guerra, los detorrados son aquellos que no vivieron para contarlo. En casi cada familia hay historias de escondidos, de gente que tuvo que fingirse muerta para no ser buscada, gente que se escondió detrás de las despensas, y que vivía con agitación cada redada, cada visita de control o pregunta que pudiera delatarlos.

Los girasoles ciegos no logran ver el sol... aunque el sol siga estando en el mismo lugar, mandando sus rayos para calentarnos. Ovejas descarriadas, y una crítica feroz a una iglesia cuyos párrocos no viven ajenos a la vida terrenal, con sus pasiones y tentaciones en las curvas, los labios pintados y las insinuaciones que se imaginan incluso cuando no existen en realidad. Y es que ya se sabe, la tentación se multiplica por diez cuando se habla de algo prohibido. La adrenalina que sube, y el pensamiento que se empeña en nadar en los mismos pantanales cuando más se lucha por huir de ellos.

Nada nuevo... y seguramente destacable por tratarse de apellidos con cierto renombre,que tal vez hubiera pasado sin más como relato en tres tiempos si no gozara de rostros conocidos, y del boca a boca que supone un tema que no deja indiferente a nadie

DIRECTOR: José Luis Cuerda
AÑO: 2008

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