sábado, 8 de agosto de 2009

EL TALENTO DE MR RIPLEY (The talented Mr RIpley)

Detrás de una encantadora sonrisa puede esconderse el más vil de los puñales. No es una premisa cinematográfica, ni un eslógan a favor de los derechos humanos. Ni siquiera es el resumen apócrifo de una nueva novela de suspense. Tan real como la vida misma, tan cercano y distante como el que despierta un día con la noticia de que aquel vecino amable y cordial de los buenos días, parece que hoy va a llover había descuartizado a su amante y guardado a pedazos en su congelador.

Nos creamos imágenes de las personas que nos rodean, acorde con las sensaciones que guardamos de ellas. Lo mismo sucede con nosotros mismos. Aquello que somos es una mezcla desequilibrada de lo que mostramos y lo que escondemos, que siempre pueden llegar a inmiscuirse sin ceder a nuestro control.

Casualidades, una chaqueta y una misión. Devolver al hogar al hijo perdido, vividor en potencia, amante del jazz y de la conquista, de vivir en un suspiro. Codicia y sed de poder, y la ausencia de un carácter propio que lleva a buscar imitar al otro como si de un ídolo se tratara. Al final siempre se logra descubrir el engaño, antes o después, y abrir la llave con la que uno esconde lo más secreto y oscuro.

Quizás la falta de dinamismo le marca, en algo más de dos horas que le restan importancia a los personajes, llevando al extremo el detalle de la trama.

DIRECTOR: Anthony Minghella
AÑO: 1999

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