sábado, 18 de abril de 2009

SNATCH, CERDOS Y DIAMANTES (Snatch)

Suburbios, delincuencia, tráfico de armas, negocio de diamantes, un gitano familiar como manda la tradición interna, una granja de cerdos... y un diamante.

Una mezcla de historias trepidante que se entrecruza de forma inteligente, mordaz y a la vez inverosímil. Marcado por un tono de humor negro que sobrevuela cada uno de los relatos, mostrándonos a sus protagonistas como meros títeres movidos por la urgencia del momento, sin un plan premeditado y bien maquinado que mueva sus pasos. Todos parecen actuar condicionados por los flujos de sus adversarios, sin un patrón fijo y víctimas de la propia ineficacia.

Y el tópico que caracteriza a los peones de este gran y caótico ajedrez.

El gángster de los bajos fondos que cree tener bajo su mando a todo el que se mueve en su terreno, que amenaza con acciones que superan cualquier atisbo de sensibilidad ajena; amenazas sutiles en una excursión a sus propias granjas, con cerdos que logran hacer desaparecer cadáveres en forma de deshechos.

El magnate que espera el negocio del siglo, tras el robo de un diamante por un grupo de falsos judíos que se disuelve una vez logrado su objetivo. Contratos en falso y supuesta lealtad que se ven desde el principio condicionadas por la suculenta presa: un enorme y brillante diamante anhelado por los que ni siquiera sabían de su existencia.

Un par de jóvenes maleantes sin un lugar fijo en el mundo de los trapicheos, y que intentarán hacerse un hueco inconscientes de las posibles consecuencias.

Tres negros buscando negocio aún a sabiendas de que sus actos van a ser pura chapuza.

Y un gitano, cuyo sentido de clan sobrepasa cualquier prejuicio. Despreciados por todos, su leyenda como grupo nómada por naturaleza y timador no impide que se busque hacer negocios con ellos. Y a pesar de su aparente estupidez, al final terminan dejando pasmados al resto de los presentes, por la capacidad de organizar una venganza nada esperada, y su posterior fuga, siempre unidos, sin esa sed de victoria personal que puede activar al resto.

Divertida, sugestiva, mordaz y corrosiva hasta el extremo. A veces uno puede llegar a ser feliz dentro de la aparente falta de diversidad de sus monótonos días.

DIRECTOR: Guy Richtie
AÑO: 2000

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