lunes, 9 de marzo de 2009

STARGATE

¿Irreconocible? O los años que no pasan en balde aunque alguno se empeñe en darse loción colorante y estirarse la piel. Pero no pasan en balde ni para actores ni para efectos que siempre harán de muchas películas una novedad del momento, pero poco creíbles con el paso del tiempo y la mejoría (o avance, como se vea) de las técnicas, los efectos especiales, el maquillaje y el famoso retoque online.

No obstante, hay historias que perduran a pesar de que su presentación pueda quedar más o menos obsoletas. Por la novedad, o simplemente por tratar de mostrar una historia que se aleja de la mera sucesión de grandilocuentes efectos sin una trama medianamente coherente que los enlace.

Quizás por eso las puertas del cielo se abrieron, y tras el devenir inicial a través de las galaxias y el tiempo vinieron las segundas partes, versiones, series y adaptaciones que siempre dejan el regusto de lo ya visto.

No pasará a la historia de las grandes películas de aventuras, ni a los anaqueles de las versiones de ciencia ficción. Pero su mérito radica en seguir captando la atención durante las dos horas en que nos vemos transportados a otra realidad, que aunque se asemeje demasiado a la nuestra (hombres al fin y al cabo) se dibuja con un trazo de misterio jeroglífico de culturas antiguas y de mitos que siempre quedarán pendientes de descifrar.

DIRECTOR: Roland Emmerich
AÑO: 1994

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