viernes, 28 de noviembre de 2008

SLEEPERS

El fin no justifica los medios, y aunque casi siempre terminamos juzgando las acciones ajenas y tratando de aplicarles nuestra escala de valores, al final es imposible situarse en el pedestal de la imparcialidad y la coherencia.

Es por ello que, siendo testimonios indirectos de multitud de sucesos, a veces podemos ponernos entre la espada y la pared de un modo teórico. Casi todos nos levantaremos defendiendo la libertad de expresión, y sin embargo no sería extraño que nuestros pensamientos divagaran si esa libertad se usa para enaltecer la violencia o el crimen. Detestamos escuchar relatos sobre torturas en Guantánamo y no obstante nuestra moral no encontraría tan reprochable que se torturara a un supuesto violador en serie de adolescentes hasta hacerle confesar su crimen.

Los hechos marcan la existencia de cada uno de nosotros, de forma variable e individual. Generalizar sólo supone simplificar la influencia que pueden tener las vivencias en una persona. No es lo mismo ser testigo de un maltrato cuando se es un niño, que ya entrado en años. No es lo mismo perder la inocencia tropezando con piedras en el camino, que a uno le apedreen para demostrar la importancia de curtirse corazón y piel sin límite alguno.

La venganza es un plato que se sirve frío... hay venganzas a tiros, y otras que se van gestando con el tiempo, a medida que uno encuentra su sitio y el azar reabre las heridas que se creían arrinconadas en la memoria como parte de uno mismo. Y a mi, será porque recurrir a las manos nunca ha sido mi fuerte, me conmueve más la lenta decadencia del hombre víctima de sí mismo en el estrado, que la rápida muerte a bocajarro sin remordimientos ni torturas personales... será la influencia del ruso y sus crímenes y castigos, quien sabe. Mejor despertar al león dormido.

DIRECTOR: Barry Levinson
AÑO: 1996

No hay comentarios:

Publicar un comentario