lunes, 23 de marzo de 2009

EL MILAGRO DE ANNA SULLIVAN (The miracle Worker)

Precioso relato de una lucha docente, retrato precoz de una sociedad que siempre ha tendido a esconder a los que son distintos, casi siempre por ignorancia del potencial y la realidad de dolencias que nos suenan desconocidas.

Ya no es tan frecuente en nuestros días, cuando creemos que la asepsia que nos rodea es algo innato e incluso hay personas que apuestan ciegamente por un retorno a lo natural sin control ni medida, atribuyendo a todo progreso un carácter peyorativo y siniestro que en muchas ocasiones es desproporcionado. La mejora en la calidad de vida no es solo un concepto virtual, sino una realidad que ha posibilitado que procesos que otrora significaban una sentencia o bien de muerte o bien de una vida lastrada, hoy queden en el ámbito de lo anecdótico.

Es extraño que oigamos hablar de polios, de epidemias brutales de meningitis que dejan a niños lisiados de por vida, o de varicelas que se llevan a la mitad de la prole. Cuidamos los embarazos hasta el extremo, para evitar malformaciones o procesos que queda en nuestra mano controlar, más allá del azar de los días y de la genética.

No hace tantos años que los sordos, o los ciegos, o incluso los que se veían privados de ambos sentidos, eran relegados a un lugar residual en los hogares, escondidos y tratados como verdaderos discapacitados. Es por ello que la luz de esperanza que nos brinda este relato es un magnífico canto a la lucha por la vida incluso cuando esta parece empujarnos a la deriva y taparnos los ojos con tristezas.

Difícil en estos días que corren en los que cualquier intento de diligencia y rigidez en la educación se ve como un despotismo, pero hay que ser conscientes que para aprender hay que marcarse un ritmo, y que no siempre el consentir la necesidad presente es una apuesta de futuro. A menudo hay que mostrar el límite hoy para obtener un resultado a largo plazo. Estrechar lazos duraderos no siempre está relacionado con mostrarse condescendiente, sino con intentar buscar lo que pueda beneficiar al otro, aunque el momento presente pueda ser menos dulce.

DIRECTOR: Arthur Penn
AÑO: 1962

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