lunes, 27 de octubre de 2008

UN DIA EN LAS CARRERAS (A day at the races)

Hay humor que logra franquear la barrera del tiempo y se muestra imperecedero con el paso de los años, la coloración de los clichés y el paso a la acción como parte primordial de los guiones cinéfilos.

De vez en cuando hay que regalarse una dosis de ironía y talento espontáneos en blanco y negro, con la mordacidad de una crítica encubierta constante en cada frase lanzada como por azar en los diálogos incesantes que caracterizan las películas de estos hermanos de la gran pantalla.

Pasa a segundo plano el argumento, aunque no menos significativo, la desdibujada demostración de una realidad del momento en el que el dinero y el poder podían significar la consecución de un proyecto necesario para satisfacer las demandas de una sociedad. Demoliendo las bases de una sanidad que se lucra de falsos terapeutas, de personas faltas de compañía que se fingen enfermos, de empresarios que tratan de adjudicarse negocios en pos de una aspiración más noble.

Habría que disfrazarse de Harpo con su arpa, o deleitar con manos como las de Chico, que se deslizan sobre el piano mientras trata de evadirse de un sistema policial algo torpe, o dotar de corrosivo veneno a las palabras y reirse ante lo cotidiano, la crisis, la lluvia o el infierno. A lo Marx, que no hay mal que por bien no venga.


"I haven't seen so much mudslinging since the last election!"

DIRECTOR: Sam Wood
AÑO: 1937

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