domingo, 17 de mayo de 2009

CHUNGKING EXPRESS (Chong king sen lin)

Con los créditos finales te preguntas si has sido espectador de una o dos cintas. Quizás porque de repente, sin previo aviso, aquello que parecía necesitar un vínculo de unión se dispara en direcciones completamente opuestas. Y ni el mostrador de un fast-food a lo oriental logran entablar cierto nexo entre ambas historias. Más allá de las relaciones siempre enigmáticas a las que el director nos tiene acostumbrados.

Se pueden buscar analogías. Hombre-mujer, dos desconocidos compartiendo por unos instantes vidas que parecen diametralmente opuestas. Gabardina y gafas de sol a pesar de la lluvia, disparos y drogas, un cargamento escondido en peluches, maletas y ropa que desaparecerá ante los ojos de esa misteriosa mujer cuyos ojos no llegaremos a ver. El mismo misterio que la envuelve será el abrazo seco en el que se resguarde He, un joven policía desengañado con una historia de amor que terminó sin un final feliz. Lágrimas que no se derraman pero se sudan, homenajes al amor caído que es a la vez idolatrado en forma de latas de piña en conserva a punto de caducar. Busca la recompensa a todo el daño tratando de capturar antiguos romances, de entrar de nuevo en las vidas de aquellos que olvidó. La noche y el cansancio abren la puerta a una nueva vida... ¿de amor? quien sabe. Lloró corriendo bajo la lluvia, y celebró su mitad de siglo con una felicitación inesperada de un ser al que jamás volverá a ver.

Negro. Música, nueva dependienta. Nuevo policía. Nuevo desengaño. La azafata que nunca regresó, que buscó otras tierras en las que asentarse. Y un hombre cuya aparente pasividad frente a los detalles roza la caricatura. Unas llaves, un adiós, y la atracción que se palpa en el aire. Movimiento, entre fogones y recibos de la luz pendientes de pagar. La necesidad de sentirnos parte de la vida ajena se manifiesta en multitud de variantes. Ella busca en el aire de su habitación los detalles que la hagan imprescindible, en el anonimato de las horas en que 633 no puede toparse con ella en la misma habitación. Pero un día se descubre, de repente se huelen los cambios, uno se acuerda del hombre que fue. Y la mano que se tiende como una puerta abierta se convierte en un vuelo hacia tierra firme. Para no pertenecer a nada ni a nadie. ¿Vienes conmigo? Pasa el tiempo, y California no es ya sólo un restaurante ni una región, sino una puerta abierta a la ilusión.

DIRECTOR: Wong Kar-Wai
AÑO: 1994

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