Randy "The Ram", el héroe de todos los niños que se precien de ser la manifestación pública del tópico ampliamente difundido de la pasión por el músculo, la adrenalina y la testosterona primitiva.
Pero había que darle una oportunidad a la redención, una posibilidad a esa especie de leyenda generalizada de hallarnos ante el papel de su historia. ¿De qué historia? Diría yo, claro. Pero ahora me reafirmo a posteriori, lo cuál no es nada elogiable teniendo en cuenta la multitud de reservas con las que me senté a tratar de no prejuzgar esta cinta.
Y mira que lo intenté. Olvidate de toda esa musculatura artificial y ese aspecto asiliconado y pervertido de Rourke, que es sólo un papel mujer, que no va a ser la lucha por la lucha, que ya verás que te va a sorprender, sino mira lo que te sucedió con Rocky en su día, nada es lo que parece.
Y bien, sí. No es la lucha por la lucha. Pero no sé yo si al final no hubiera sido mejor no tratar de darle un toque intimista que se queda en la mera superficie. Un hombre que se forja de su propia leyenda, que es un desastre en lo personal y que no hallando su perdón en el mundo que le cierra las puertas se dedica a morir de pie en lugar que hacerlo de rodillas, en el ring que se supone es lo único que sabe hacer y por lo único que recibe ovaciones. Todo un héroe, ya te digo. Pues a mi no me llega. Ni su interpretación más llamativa por su (horrendo) físico, ni el toque sentimental que trata de aportarle una prostituta que también trata a su vez de retomar las riendas de su vida aunque todo apunte a que la desnudez y el baile sean su única alternativa.
Pero como dicen siempre, hay que haber sido espectador para poder hablar en consecuencia. Y cualquier intento de emular a guiones precedentes y brillantes que suceden alrededor de un ring es pura coincidencia
DIRECTOR: Darren Aronofsky
AÑO: 2008
Pero había que darle una oportunidad a la redención, una posibilidad a esa especie de leyenda generalizada de hallarnos ante el papel de su historia. ¿De qué historia? Diría yo, claro. Pero ahora me reafirmo a posteriori, lo cuál no es nada elogiable teniendo en cuenta la multitud de reservas con las que me senté a tratar de no prejuzgar esta cinta.
Y mira que lo intenté. Olvidate de toda esa musculatura artificial y ese aspecto asiliconado y pervertido de Rourke, que es sólo un papel mujer, que no va a ser la lucha por la lucha, que ya verás que te va a sorprender, sino mira lo que te sucedió con Rocky en su día, nada es lo que parece.
Y bien, sí. No es la lucha por la lucha. Pero no sé yo si al final no hubiera sido mejor no tratar de darle un toque intimista que se queda en la mera superficie. Un hombre que se forja de su propia leyenda, que es un desastre en lo personal y que no hallando su perdón en el mundo que le cierra las puertas se dedica a morir de pie en lugar que hacerlo de rodillas, en el ring que se supone es lo único que sabe hacer y por lo único que recibe ovaciones. Todo un héroe, ya te digo. Pues a mi no me llega. Ni su interpretación más llamativa por su (horrendo) físico, ni el toque sentimental que trata de aportarle una prostituta que también trata a su vez de retomar las riendas de su vida aunque todo apunte a que la desnudez y el baile sean su única alternativa.
Pero como dicen siempre, hay que haber sido espectador para poder hablar en consecuencia. Y cualquier intento de emular a guiones precedentes y brillantes que suceden alrededor de un ring es pura coincidencia
DIRECTOR: Darren Aronofsky
AÑO: 2008