Un pueblo perdido en mitad del Oeste, donde un tren no ha detenido su traqueteo desde hace más de 4 años. Un lugar tranquilo porque sus habitantes viven en el tedio, sumidos en un estraño sueño que les evita preguntarse a sí mismos el motivo de sus acciones, aunque de estas haya pasado ya demasiado tiempo.
Tiempo de redimirse. Cuando un hombre tullido, sin mayor objetivo que devolver a un hijo la gloria que su padre perdió en la lucha, rompe esa aparente calma buscando en la tierra una explicación que de nombre a la ausencia de explicación poco plausible.
Manso, haciendo caso omiso a la provocación ajena, al empuje que le indica que no es bienvenido en una tierra hostil a cualquier novedad, apuesta por la terquedad del que logra su comedido con la perseverancia del que trata de llegar al corazón y la conciencia ajena sin necesidad de empujones. Para que la culpa renazca de forma espontánea, y uno sea capaz de decirse a sí mismo que obró mal, que el silencio no ha sido buen compañero.
Y lo más importante quizás... que nunca es demasiado tarde.
DIRECTOR: John Sturges
AÑO: 1955
Tiempo de redimirse. Cuando un hombre tullido, sin mayor objetivo que devolver a un hijo la gloria que su padre perdió en la lucha, rompe esa aparente calma buscando en la tierra una explicación que de nombre a la ausencia de explicación poco plausible.
Manso, haciendo caso omiso a la provocación ajena, al empuje que le indica que no es bienvenido en una tierra hostil a cualquier novedad, apuesta por la terquedad del que logra su comedido con la perseverancia del que trata de llegar al corazón y la conciencia ajena sin necesidad de empujones. Para que la culpa renazca de forma espontánea, y uno sea capaz de decirse a sí mismo que obró mal, que el silencio no ha sido buen compañero.
Y lo más importante quizás... que nunca es demasiado tarde.
DIRECTOR: John Sturges
AÑO: 1955
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