sábado, 14 de junio de 2008

AL FINAL DE LA ESCAPADA (À bout de souffle)

Siempre nos quedará París...

Resurge en mí el ansia de regresar al país que me vió soñar en vidas mejores, donde por primera vez sorbí la noción de libertad aún persistiendo el cordón umbilical que ni la distancia ni el desapego pudieron cortar de forma indefinida.
Homenaje a los grandes cine y al movimiento cultural de la época, la figura de una pareja nada convencional viviendo al límite de sus posibilidades sin plantearse a qué lugar van a llevarles sus siguientes pasos. Empapándose del momento presente sin mayor ansia de futuro que el deseo de una vida más fácil, lejos de los formulismos y de la vida invariable que parece repetir el resto de la humanidad.

Con talante provocador constante, en un gesto que luego ha servido de emblema para la seducción (la mano chulesca que roza el labio, egomaníaco de nacimiento), su vida se verá convertida en un gesto de huída hacia adelante que concluye en un callejón sin salida por el cuál morir simboliza otro salto más al vacío dentro de la propia existencia, sin mayor alcance que tomar un coche prestado como si fuera propio, o quitarle dinero a una antigua conquista de su monedero con disimulo.

Vivir al límite, canto al carpe diem de la modernidad en un "savoir vivre" que contrasta con el vislumbre de discernimiento renaciente en ella, cuando la elección de sobrevivir le situa frente a frente a su propia realidad.

DIRECTOR: Jean-Luc Godard
AÑO: 1959

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