lunes, 20 de abril de 2009

60 SEGUNDOS (Gone in 60 seconds)

Antepongo varias premisas (para evitar suspicacias): no soy una apasionada de los coches. No me fascina el sonido de un motor a mil revoluciones, ni la reluciente carrocería a caballo entre el ayer y el hoy, ni los acabados de cuero, ni las luces de xenón, ni la leyenda que tienen algunas marcas, modelos, números concretos.

Las peliculas de acción pura, simple y llana no me dejan indiferente, pero tampoco me aportan más que el entretenimiento del momento y el aplauso por un logro en cuanto a efectos especiales que, consciente de su caducidad, permanece en mi el mismo tiempo que los datos sobre las características de un automóvil. Mi mente es limitada y sólo guarda la escasa información que le es de utilidad práctica (o que le apasiona, bien, dejémoslo en eso).

Hay actores que me obligan a tomar cierta distancia de antemano cuando me dispongo a disfrutar del buen cine. Nicolas Cage es uno de ellos, y quizás porque siempre me ha dejado un sabor de boca poco creíble en sus películas me predispone poco a su favor. Y si encima la sorpresa en los nombres de entrada suman a una Angelina Jolie en sus inicios, tengo media concepción vendida con premeditación y alevosía.

Pero hay que ampliar los horizontes y dejarse llevar a menudo para tener el bagaje suficiente y saber discernir. Probablemente hace 10 años mis preferencias cinéfilas nada tenían que ver con las de ahora. No es que uno se vuelva más selecto, sino que con el tiempo y las horas se empiezan a aprender las debilidades personales.

Ciñéndome. Hombre amante de los coches, landronzuelo retirado, cuyo hermano menor se mete en líos (en un intento de emular a su héroe familiar). Le llaman, tiene 72 horas para localizar 50 coches de ensueño, uno de ellos su espinita personal (Eleonor, porque a los coches hay que bautizarlos, cosa del cariño). A eso le añadimos un grupo de antiguos colegas, los nuevos y jóvenes con las tecnologías adaptadas al momento, un par de polis ávidos de venganza, un gánster con cara de malo y unas cuantas escenas de persecución en las calles y... voila! Película terminada! Porque al final (no creo que vaya a sorprender a nadie) ganan los buenos. A lo Robin Hood.

DIRECTOR: Dominic Sena
AÑO: 2000

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